8 May 2018
“La arquitectura es, básicamente el diseño de interiores, el arte de organizar el espacio interior”
—Philip Johnson
Una de las preguntas más frecuentes en las escuelas de diseño —muy difícil de contestar, pero no por eso menos válida o menos interesante— es ¿cuál es la diferencia entre arquitectura y diseño de interiores? Incluso: ¿dónde termina una disciplina y comienza la otra?
Uno podría argumentar que los adverbios “adentro” y “afuera” son suficientes para localizar la división entre estos dos territorios.
Posiblemente fuera así de sencillo a inicios del siglo XX, cuando comenzara la profesionalización del diseño de interiores, y cuando las técnicas constructivas definieran claramente la separación entre ámbitos interiores y exteriores mediante muros predominantemente sólidos. A partir del movimiento moderno y la extensión de las posibilidades técnicas con sistemas constructivos de apoyo puntual en acero o concreto, esa línea perdió nitidez.
A final de cuentas, ¿cuándo deja de ser cerrado un espacio? ¿Cuando se le quita la cubierta, aún dejando cuatro muros que lo rodean? ¿Cuando una o varias de esas paredes se retiran? ¿Cuando desaparecen todos los muros, aunque permanezca la losa que lo cubre?
Las constantes búsquedas técnicas y formales en el diseño y la arquitectura nublan la definición de un espacio como meramente interior o exterior: el predominio del cristal por su transparencia en fachadas, la especificación de vegetación en ámbitos cerrados a manera de muros verdes o losas vegetales, la inclusión de patios interiores como medio para dotar de iluminación y ventilación natural en las edificaciones, la posibilidad estructural de diseñar losas ligeras que parecen flotar sobre un espacio abierto…
Es también significativo el avance en las técnicas de fabricación de los materiales y revestimientos, que logran combinar la funcionalidad y la seguridad requeridos en exteriores (durabilidad, impermeabilidad en fachadas y terrazas, textura antiderrapante en pavimentos) con la elegancia y la estética solicitada en los interiores (grandes formatos, regularidad dimensional, juntas prácticamente imperceptibles).
Tales posibilidades materiales amplían el rango de acción de los diseñadores y permiten enriquecer la experiencia del usuario.
Por: Arq. Oscar Fernando Mendoza Lozano
El autor es arquitecto e ingeniero civil por el ITESM. Director de LGZ Taller de arquitectura. Miembro de Consejo del Colegio de Arquitectos de Nuevo León. Profesor adjunto en la carrera de Ingeniería Civil en la UDEM.